Cuando personas me han preguntado qué entiendo por un buen árbitro, o alguien que hace un buen arbitraje, les digo que para mí es algo parecido a un taburete.
El arbitraje es como un taburete, tiene 3 patas
Un taburete, por definición, tiene 3 patas. Si tiene 4 será muy fácil que cojee, a la que una de las patas sea más corta, o a la que el suelo tenga algún desnivel. Eso es algo que no sucede con el taburete de 3 patas, al tener 3, si alguna es más corta o el suelo no está nivelado, no importa. El taburete no cojea. Es totalmente estable.
Pues entiendo al rendimiento de un árbitro como un taburete. El suelo es el partido que tiene entre manos. Esa es mi metáfora. Un suelo nivelado es un partido en el que los jugadores de ambos equipos se dedican a jugar y a disfrutar del deporte. Un suelo con desniveles o baches es ese partido enrevesado en el que los jugadores están más preocupados de las decisiones del árbitro o de lo que hacen los contrarios que de jugar el partido.
Así de esta manera, las patas no necesariamente tienen que ser iguales para que el rendimiento se sostenga. No puede existir una gran diferencia entre las mismas, ya que si no sería imposible sentarte en ese rendimiento, pero variaciones sí pueden existir y el rendimiento no se verá perjudicado. El taburete se sostendrá.
Vayamos por lo tanto a cuáles son esas tres patas del rendimiento arbitral:
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Condición Física.
Dentro de esta pata no sólo incluyo la preparación física (cuántas veces vas a entrenar y cómo), sino también cómo te alimentas, cuál es tu nivel de energía, etcétera. Habitualmente los comités técnicos suelen presentar programas de preparación física, sin embargo en muchas ocasiones el árbitro tiene que seguirlos “en su soledad” (aunque como árbitros ya estamos acostumbrados a ella). Por otro lado, si no hablamos de árbitros de élite, normalmente no se les hacen pruebas médicas ni un control de su dieta midiendo por ejemplo la tasa de grasa de su cuerpo. Es el aspecto más básico, elemental, ya que la primera impresión que el entorno va a tener del árbitro va a ser a la que salte al campo, es decir, su aspecto físico (fíjate que hablo de aspecto, de cómo te ven, y no condición, cómo estás realmente).
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Preparación Técnica.
Es una de las grandes líneas de trabajo también clásicas. Que arbitres bien, que conozcas el reglamento, las interpretaciones de las reglas, que te sepas colocar en el terreno de juego, que sepas aplicar la ley de la ventaja (en el caso de que se aplique), en definitiva. Tu conocimiento sobre el juego. Este puede mejorarse con reuniones o charlas, analizando videos, leyendo nuevamente el reglamento, etc. Después del primer impacto, cuando te ven llegar, el segundo impacto va a tener lugar cuando uses el silbato, o no lo uses. A partir de ahí la confianza por parte de los jugadores va a aumentar, o bien va a disminuir.
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Capacidad Mental y Emocional.
La gran desconocida y la que, después de mis más de 25 años arbitrando, menos se trabaja y más difícil es de tratar. Muchas veces porque todo lo que sea preparación mental, e incluso inteligencia emocional, suena a psicología y no queremos exponer nuestro yo más profundo ante ningún elemento extraño. Sin embargo, en una encuesta que se realizó a más de 1000 árbitros (de fútbol en este caso), ante la pregunta de
¿qué características debián poseer los buenos árbitros?
lo que contestaron no dejaba lugar a dudas:
- Honestidad (18 %)
- Autocrítica (12 %)
- Capacidad de Relacionarse (12 %)
- Respetuoso (11 %)
- Ético (11 %)
- Condición física (8 %)
Dicho de otra manera, el aspecto físico no aparece hasta el número 6, y las cinco primeras características son de las denominadas soft skills (habilidades blandas) por los anglosajones, es decir, son características mentales y emocionales. Ni técnicas ni físicas.
Cuando se nos pregunta (a los propios árbitros)
¿cuáles son nuestros principales defectos?
Hablamos de Control de Temperamento, de Intimidación y Prepotencia o de Debilidad de Carácter. La falta de condición física aparece esta vez en 5ª posición. El resto de aspectos son No asimilar situaciones de Cambio, ser Demasiado Confiado o la falta de dominio teórico. O sea, de los 7 aspectos que consideramos como defectos, sólo 2 tienen que ver con las primeras patas del taburete, las que habitualmente trabajamos. Los otros 5 aspectos tienen que ver con la última pata, la Mental. Y lo que más me inquieta es que, ante este panorama sigamos sin trabajar el aspecto Mental y Emocional del árbitro. Es absolutamente insólito e inaudito. Que los principales características que DEBEMOS tener los árbitros y nuestros principales DEFECTOS (o sea, que queremos mejorar) sean aspectos Mentales y Emocionales y no existan programas específicos para árbitros bajo esa pata.
O sea, que tenemos árbitros (taburetes) con dos patas muy desarrolladas (la física y la técnica) y con una pata nada desarrollada (la mental). Y sin embargo nos asombramos de que las actuaciones arbitrales no son lo buenas que esperamos, e incluso de que el taburete esté inclinado. Mi conclusión es que hay que trabajar inexorablemente en el aspecto mental y emocional si queremos desarrollar árbitros TOP.